Al fin

Almirante Brown aprovechó las que tuvo y se trajo una victoria importante de Caballito. El 1 a 0 ante Ferro significó la vuelta al triunfo, al gol y trae motivación -y mucha- a un equipo que la necesitaba. El gol lo convirtió el uruguayo Sergio Perez. Que venga el Rojo...

Decir "juegan Ferro y Almirante en Caballito" es una frase somnolienta, verdaderamente. Los últimos resultados no mienten, cada partido entre verdolagas y mirasoles termina(ba) en un 0-0 clavado. Ayer, esto se cortó pero el partido merecía ese resultado. Los dos equipos jugaron muy mal y Almirante se llevó la victoria porque fue más efectivo: llegó 2 veces, una pegó en el palo, la otra fue festejo. Lo de Ferro, espantoso. Bueno, el partido también lo fue. Mucho no hay para decir del mismo.

Menos mal que Satanás Paez cometió ese error. A los dos centrales de Ferro, tanto Paez como Tuzzio, les faltaba decir: "pasen, tienen via libre". Dos veces lo hizo Almirante. 
PEREZ, GOOOOOOOOL. Perdón, quería gritarlo, hace mucho que no lo hacía y, de visitante, no se puede.
"Este pibe es una bomba", decía un dirigente del club que estaba cerca de la zona de prensa. Claro, así clasificaba a Sergio Perez, misma declaración que hacía Hector Tobio quien insistió para que llegara. Hoy, el uruguayo es un idolo. Efímero, pero ídolo al fin. Metió un gol, como no va a serlo.
GOOOOOL. Perdón, sigo gritándolo.

La defensa sigue sin recibir goles. Punto para Rivoira que cambió la defensa y resultó. El mediocampo, ese extraño lugar donde por momentos había 5 jugadores, en otro 3, después 1 y así de cambiante fue. Grahl no pesó, Olguín tampoco. El cambio llegó, justamente, con los cambios. El ingreso de Nadaya y el paso de Aillapán a la delantera le dieron otro rumbo a ese ataque.

Almirante ganó. Importa poco lo que se diga y se analice. Ganó, disfrutemos. Ya está. Ahora, a pensar en Independiente. Partido importante si los hay.