No hay más palabras, ni excusas, ni nada. La última prueba que quedaba por hacer, se hizo. Volvió Barbas a dirigir el equipo, aquel que había logrado hacer que este equipo gane hace ¡diez fechas! y ni él pudo cambiar esta mala racha por la que está pasando Almirante Brown.
Cambio de mando, de nombres, por momentos un poco de actitud. Por momentos. Un cabezazo de Gabriel Rodríguez al palo, empuje y más empuje. Muy poco juego con un Rodrigo Díaz, mal que le pese a unos cuantos, hizo mucha falta en la tarde de hoy.
Los que ingresaron, muy poco. Salvo García que fue más actitud que otra cosa y, aunque parezca raro de decirlo, de lo mejor de la tarde, el resto no estuvo a la altura. La defensa, a la que le generaron poco, sufrió con un disparo de Ada de media distancia y un cabezazo de Caspery, terminando Acassuso con una mejor imagen al final de la primera etapa.
En el segundo tiempo ingresó Flegenal y el equipo insinuó una mejoría. Tuvo nuevamente la chance de abrir el marcador con Gonzalo García pero su débil remate se desvió en un defensor. Créame usted que fue la única chance neta de gol de Almirante Brown en la segunda parte, así como Acassuso cuando tuvo la suya convirtió tras una jugada entre Caspary y Romero que este último definió mano a mano con Centeno.
Lo peor vino después del gol: desorden general, impresiciones por doquier, nervios y una expulsión innecesaria de Ibars. Fue la frutilla del postre en una tarde negra, lejos de casa, del Fragata, al que vaya uno a saber cuándo vamos a volver.
Como dirían en una famosa comedia: "¿y ahora quién podrá defendernos?". Se pierden puntos, partidos pero sobre todo se pierde el prestigio. La fecha pasada fue Riestra, antes Colegiales, ahora Acassuso. De no creer. Encima, el torneo todavía no terminó. Quedan tres fechas. ¿Tocamos fondo? Lamentablemente, no.
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