Almirante
Brown le ganó por 2-1 a UAI Urquiza en el retorno al Fragata Sarmiento
del público general. Colombini y Heredia marcaron para el Mirasol, que
sumó los primeros tres puntos en el torneo.
Fiesta
dentro y fuera del terreno de juego. La pasión de las más de siete mil
almas que se acercaron en la tarde de este sábado al Fragata Sarmiento
hicieron lo suyo: alentaron sin parar y levantaron a un equipo que no le
encontraba la vuelta a su rival.
El
inicio fue difícil. Si bien Almirante tenía la pelota, no podía
lastimar. Muy laborioso lo de Colombini, Matos volvió a ser titular
luego de una larga inactividad y aportó su esfuerzo, mientras que
Heredia hacía lo que podía para generar espacios. No alcanzaba. Para
colmo llegó la apertura del marcador con Enzo Díaz a los 26 minutos.
La
popular se levantó y el equipo también. Colombini pudo empujar tras un
tiro de esquina de Marcelo Vega y puso el empate antes de que termine la
primera parte. Un verdadero alivio para un Almirante que hizo el gasto y
no pudo plasmarlo en el marcador hasta el minuto 37.
En
el segundo tiempo, Heredia empezó a jugar decididamente de enlace y
todo empezó a cambiar. Con un enganche clásico, Almirante supo
aprovechar los espacios que dejó UAI Urquiza. De contra, Colombini
escapó por la izquierda, frenó, asistió a Heredia que definió ante
Pietrobuono y desató la fiesta en el Fragata. Diez minutos tardó al
equipo de Pascutti en destrabar el encuentro en el complemento.
Pudo
haberse aumentado la diferencia nuevamente con Heredia que nuevamente
quedó cara a cara con el arquero del Furgón y perdió con el arquero,
hasta incluso se fue con un golpe. Hasta el minuto 93 el Mirasol se
encargó de cuidar el resultado y cerrar el encuentro. Migliore apareció
cuando lo llamaron y se terminó de redondear un triunfo ajustado, pero
justo, para el desahogo de la gente tras el pitazo final de Leandro Rey
Hilfer.
Ganó
Almirante y animándose a jugar bien al fútbol. Metió, corrió, hasta se
animó a tirar caños y lujos. Volvió la gente y las tribunas se llenaron
de cantos y alegría. Cabe perfectamente la cita a uno de los últimos
libros del escritor argentino Eduardo Sacheri: Ser feliz era esto.
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