El equipo de Pascutti sufrió pero se llevó un gran triunfo de Escalada con dos goles de Ignacio Colombini para ganar confianza. Y ahora que se venga Morón.
Compacto con las mejores imágenes de la victoria en Escalada.
Almirante Brown ganó y punto. No le sobró absolutamente
nada, pero hizo que la que tenía que hacer. Sufrió como lo hizo otras
tantas veces pero esta vez todo terminó en alegría en una cancha que nos
sienta bien, donde volvimos a ganar 2-1 y con dos tantos del número
nueve. Antes Rodríguez. Ahora Colombini.
La mano venía brava y Talleres salió a hacerle sentir el
rigor a su rival. Almirante le respondió con llegadas claras de la mano
de Ocampo y Colombini. Este último fue quien aprovechó la distracción de
la última línea del local y tras una gran apilada de Carruega abrió el
marcador en un mano a mano con el arquero.
El Mirasol se acomodó y presionó bien en mitad de cancha a
partir de aquel minuto 13, pero nuevamente una distracción en el fondo
hizo que Talleres vuelva al partido. Daniel Vega, un conocido de la
casa, peinó un tiro de esquina en el primer palo para que Enzo Baglivo
empate el partido. Almirante Brown sintió el golpe y sufrió, hasta
incluso mereció irse en desventaja al descanso.
Ya en la segunda parte, Pascutti ajustó las piezas y el
equipo recuperó el orden. Más allá de que no generaba mucho peligro al
arco rival, fue cauteloso y se paró bien en el terreno de juego.
Colombini, como único punta, se las ingenió para generar chances y en
uno de los tantos balones largos que cayó al área de Talleres, el
delantero estuvo ahí para aprovechar un error para poner a Almirante de
nuevo en ventaja.
El final del partido, mejor ni recordarlo: desorden
generalizado producto de la presión del rival y muchas chances para
Talleres. Joaquín Mattalía, en su presentación, le salvó la ropa en más
de una pelota al equipo y también hubo buena suerte (para no decir otra
cosa) en un tiro de Vega que dio en el travesaño. Pero llegó el final y
el alivio, también el triunfo que es clave para lo que viene.
Almirante hizo su trabajo. Fue más efectivo que el rival y
ganó un partido de esos que recordará a final del torneo. Si lo mereció o
no, poco importa. Se viene el clásico con el rival de toda la vida y
había que sumar de a tres para llegar con confianza. El martes a las 17
será la hora de la verdad.
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